El suelo de la vivienda es una de las zonas clave de contacto entre el interior y el exterior y es el elemento que forma parte de la envoltura aislante del hogar. Por ello, es importante que cuente con los materiales y tratamientos adecuados para aportar protección térmica a nuestro hogar. En Provaiser queremos aprovechar la ocasión para hacer un repaso a los distintos materiales y comprobar qué suelo es mejor para una casa.
¿Qué suelo es mejor aislante?
Los diferentes tipos de materiales que pueden emplearse como suelo engloban una gran variedad de características. Precio, resistencia, mantenimiento o facilidad de limpieza son solo algunos de ellos. Pero uno que suele pasar desapercibido es la capacidad de aislamiento térmico que aportan al espacio.
Aunque resulte imprescindible contar con una capa inferior de material aislante especializado, los diferentes tipos de suelo ayudan a potenciar esta característica. Este efecto aislante puede ayudar a reducir el consumo energético de la vivienda y hacerla más eficiente.
Madera
La madera en sus diferentes variedades es uno de los principales materiales que se emplean en los suelos de muchas viviendas. Se trata de un elemento que resulta agradable de pisar y que puede instalarse en formato parqué o tarima flotante. Es uno de los materiales más aislantes que podemos elegir para nuestro suelo y es especialmente eficaz manteniendo una temperatura agradable.
Tanto en invierno como verano, este material impide el paso del calor, por lo que resulta una gran elección para complementar las capas aislantes del suelo. Aunque ambos están fabricados en madera, el parqué cuenta con un grosor superior que potencia este efecto. En el caso de la tarima flotante es una buena solución para cubrir suelos más fríos.
Laminados
Los suelos laminados o vinílicos están conformados por una capa fina que imita la madera, la piedra o cualquier otro material. Su facilidad de mantenimiento y precio han provocado que aumente su popularidad en los últimos años. La resistencia que ofrecen frente a la humedad y el agua ayuda a su uso en baños, cocinas y otras instalaciones del estilo.
En cuanto a su capacidad aislante es menor que la madera, pero aun así pueden conseguir un buen resultado. Además, algunos modelos cuentan con una capa de aluminio incorporada que mejora esta característica poniéndolos a la misma altura que los de parqué. Esta capa aislante puede instalarse por separado, ya que los suelos vinílicos no suelen disponer de la misma. Por suerte, esa capa es lo suficientemente económica para que su compra de forma independiente merezca la pena a medio plazo.
Porcelánicos
Los suelos de baldosa, entre los que incluimos los porcelánicos o el gres, son una de las opciones más frías de todas las que podemos encontrar. Este tipo de modelos suelen ser muy comunes en cocinas o baños y cuentan con una gran durabilidad y resistencia. Cuenta con una infinita variedad de colores y acabados y su popularidad es alta gracias a que nos acompañará durante un gran número de años.
Sus propiedades aislantes a nivel térmico son prácticamente nulas. Al ser un material mineral no ejerce de barrena y, por lo tanto, no ayuda a mantener la temperatura interna de la vivienda. Aunque en verano pueda resultar beneficioso, en invierno implica un mayor gasto energético.
Suelos y aislamientos térmicos: ¿Qué suelo es mejor para una casa?
Conocidos los tres principales tipos de suelos entre los que podemos elegir para nuestra vivienda, es importante complementar sus propiedades aislantes con materiales específicos como la celulosa insuflada o la lana de roca con las que reforzar el aislamiento de paredes y techo. Esto proporcionará un mejor resultado final y hará que nuestra vivienda sea más eficiente.
Otro punto a tener en cuenta es su combinación con elementos de calefacción como el suelo radiante. Los materiales más aislantes para el suelo combinan mucho peor con el suelo radiante que los menos aislantes. Es decir, no se recomienda la madera, siendo lo mejor laminados específicos o gres.
A la hora de elegir el suelo de la vivienda, es fundamental que conozcamos sus características aislantes para lograr complementar el aislamiento específico de la casa. La madera es una de las mejores opciones, mientras que el gres es el que peor resultado aporta.