Hay muchas personas que lo desconocen, pero las cámaras de aire forman parte de la construcción de nuestras viviendas, tanto casas como edificios, desde hace ya bastantes años. No obstante, la mayoría todavía desconoce cuáles son sus funciones y por qué los ingenieros las incluyen en sus diseños. Desde Provaiser nos hemos propuesto explicar los motivos principales.
¿Para qué sirven las cámaras de aire en las paredes?
Por razones constructivas
Cuando hablamos de cámaras de aire en un edificio nos referimos a los huecos de construcción que quedan habitualmente en las fachadas elaboradas por varias capas (ladrillo interior y ladrillo exterior). En este sentido, el espacio generado variará desde unos pocos milímetros hasta más de 20 centímetros, según las necesidades.
En favor de la estética
Si aplicamos la lógica, las cámaras más pequeñas suelen encontrarse en aquellas viviendas en las que se quiere aprovechar al máximo la superficie útil. Sucede al contrario, evidentemente, si se le da prioridad a la estética. De hecho, antiguamente, un buen edificio era el que cumplía con unas características concretas, entre ellas, una fachada ancha que simulase estar formada por piedra. Para ello, un recurso empleado era aumentar el espesor de la cámara para aportar sensación de robustez y seguridad. En la actualidad, el grosor total lo marcan la extensión del ladrillo caravista y el aparejo.
Como veremos en el siguiente punto, una cámara de aire más grande no sólo no es más útil que una cámara más estrecha, si no que puede convertirse en un auténtico problema si hay una fisura en la pared exterior.
Por explicación térmica
Desde sus inicios, se ha diseñado este sistema separando los tabiques interiores del exterior con la concepción equivocada de que así sería aislante. Asimismo, era frecuente incluir en la fachada externa algún material aislador como el poliuretano, la manta de fibra de vidrio o la lana de roca. Hoy en día conocemos que el aire estanco es un gran aislante solamente cuando el espesor es de unos pocos milímetros. En cambio, en espacios mayores, si entra aire frío por alguna fisura y enfría el tabique interior, la propia cámara se convierte en un desastre energético y térmico.
¿Cómo descubrir si la vivienda cuenta con cámaras de aire en la fachada?
El primer paso para llevar a cabo un aislamiento térmico con celulosa insuflada en Valencia es saber si la fachada cuenta con esta estructura y aislamiento previo. Los tipos de construcción y la normativa han variado con el transcurso de los años y por ello existe una serie de criterios que ayudan a detectarlo.
Si fue construida a principios o mediados de los años 70
Debido a que no existía una normativa específica para este asunto, las casas o edificios de la época de los 70 se construían sin aislamiento. En estos casos, las fachadas podían ser de dos hojas, con este espacio de aire, o de una hoja, es decir, sin él. Fuera cual fuera la opción elegida (más común con dos hojas), se realizaban sin aislamiento. Como podéis imaginar, las casas de la época producían un consumo energético elevado debido a la entrada constante de frío en invierno y a la de calor en verano.
Si fue construida entre 1979 y 2006
La crisis del petróleo de los años 70 motivó a los países desarrollados a crear una nueva normativa de ahorro energético. En España surgió la NBE-CT 79, de obligado cumplimiento y conocida como las Normas Básicas de Edificación, Código Técnico 1979, que estuvo vigente hasta el año 2006. En consecuencia, las construcciones comprendidas en esa franja temporal dispusieron de aislamiento. Eso sí, sigue siendo escaso para los costes energéticos y exigencias actuales.
Si fue construida a partir del año 2006
En el año 2006 entra en vigor un nuevo código técnico de edificación que endurece sus requerimientos dependiendo de la zona climática a la que pertenezcan las construcciones. Así pues, cada caso concreto necesita ser examinado a fondo para no cometer errores en la construcción.
Después de leer este artículo, entendemos perfectamente por qué son tan importantes las cámaras de aire en los inmuebles para protegerse del frío, del calor o del ruido y así garantizar la comodidad de los que habitan en ellas.