¿Tienes dudas sobre si instalar SATE o una fachada ventilada (FV)? Para conocer las diferencias entre ambas es importante hacer una comparativa de muchos aspectos, sin olvidarnos del económico, además del estructural.

Las diferencias entre SATE y fachada ventilada

Desde su efectividad hasta la manera en que se instala, pasando por su aspecto estético y el mantenimiento que necesita, examinaremos a detalle los dos sistemas de aislamiento a fin de que el usuario analice cuál le conviene más.

Diferencias entre efectividad

El SATE permite la entrada del calor en el interior del inmueble, debido a su instalación, inmediatamente externa a la fachada. Por su parte, la fachada ventilada, al realizarse con una cámara de aire, impide que el interior se sobrecaliente, conservando así una temperatura más templada, especialmente durante las estaciones calurosas.

También hay que tener en cuenta, a la hora de elegir uno u otro sistema, la ventilación interna del inmueble. El objetivo de una instalación profesional es que no se acumule excesivamente dióxido de carbono, así como que no haya temperaturas extremas y, en ese caso, ambos son igual de efectivos.

Diferencias en la instalación

Mientras que la fachada de tipo ventilada requiere una complejidad elevada, como es una subestructura de perfiles renovada, revisando que no se den puentes térmicos en las cámaras de aire, su coste tiende a encarecerse si lo comparamos con el SATE, cuya instalación es de tipo envolvente, a pesar de que, en algunos casos, se requiere una remodelación de la fachada.

Diferencias en la estética

Por un lado, tenemos el SATE, que va a intentar conservar la fachada original del edificio, a menos que los residentes decidan aprovechar para realizar algunos cambios estéticos en la misma, respetando aspectos del estilo anterior.

Por otro lado, la fachada ventilada (FV) requiere modificaciones más extremas, ya que la colocación de paneles en el exterior obliga a reestructurar nuevamente toda su estética. Muchos vecinos aprovechan este sistema para dar un aspecto más innovador a su edificio.

Diferencias en la forma de mantenerse

Aunque ambos sistemas de aislamiento pueden durar toda la vida del edificio, requieren ciertos periodos de revisión, especialmente si se han podido producir daños derivados de siniestros. Con respecto al SATE, se recomienda que se revise cada cinco años. En caso de que se requiera alguna reparación o limpieza, esta va a ser mínima ya que supone un soporte extra que se adapta a la perfección a la fachada original.

En lo que respecta a la fachada de tipo ventilada, lo más imprescindible en su revisión es comprobar que no ha entrado suciedad en las cámaras de aire, a fin de que mantengan su función.

Diferencias energéticas

En estudios realizados acerca de estos dos tipos de aislantes, de manera hipotética, en el mismo edificio y bajo las mismas características, se ha podido comprobar un aumento ligero de la demanda de calefacción y refrigeración en la instalación del SATE. A pesar de los números que nos ofrecen estos análisis, es indiscutible que el sistema de aislamiento térmico por el exterior no ofrezca unos resultados excelentes.

Por su parte, la FV logra aislar a los residentes tanto en épocas de frío como en las de calor, haciendo que haya un ahorro energético algo mayor, con respecto al SATE, aunque es cierto que la diferencia es mínima en todos los casos. Al final, serán los usuarios los que determinen cuál es la mejor alternativa para su edificio o inmueble.